Un beso... Dulce amargura que por tus labios pasa, dulce esperanza que por mi alma resbala.

miércoles, 25 de enero de 2012

Confianza


Puede parecerte una persona con una gran personalidad, la persona más maravillosa del mundo.

Quizá esto es cierto, o quizá lo crees porque te ha ayudado a salir del socavón donde te encontrabas no hace mucho tiempo. No querías reconocerlo pero necesitabas ayuda para salir de allí, y él te la ofreció sin necesidad de pedírsela.
Ahora es cuando dudas de lo que sientes  por él. Igual es cariño, aprecio por esa ayuda que te prestó, o igual de verdad le estás empezando a querer.

¿Por qué no confías y muestras de una vez lo que sientes de verdad? O mejor aún, ¿por qué no aceptas eso que sientes?

Tal vez estés buscando la manera de volver a atrás en el tiempo para ver si puedes cambiar algo.
Deberías dejar a atrás el pasado. Olvídalo, bórralo porque no merece la pena seguir recordando todo eso. Comienza de nuevo porque, sabes qué? Tú puedes.
Saca partido a ese voto de confianza que te está dando. Lucha por ese sueño que tienes ahora mismo, haz lo que sea para conseguir eso que tanto ansías.

Y, sobre todo, no dejes que crea que está perdiendo el tiempo.

miércoles, 11 de enero de 2012

Un ápice de esperanza


Crees que todo ha terminado. 
Después de todo lo que te ha dicho, de como te ha hecho sentir, después de ver que no ha tenido en cuenta todo lo que hiciste por él. Ves que durante todo este tiempo no supo valorarte, y te das cuenta de que has estado perdiendo el tiempo.
Tratas de reaccionar a pesar de que ya sea tarde. Comienzas a decirte a ti misma que no vas a soportar algo así. Sabes que él hizo que dejaras de reír y derramaras lágrimas por él. Lágrimas que no sentía de la misma manera que tú, o más bien, que no sentía. Pero por mucho que te dices a ti misma para tratar de convencerte, parece que no funciona. Todo en vano. Es entonces cuando crees que ya ha terminado con tus fuerzas, todos tus sueños se desvanecen sin más porque, sin él, esos sueños para ti ya no tienen sentido. No te queda ni un ápice de esperanza.

Pero un día, cuando menos te lo esperas, aparece otra persona. Una que no conocías pero que con un simple saludo o una sola palabra, te hace sentir bien. Poco a poco os vais conociendo y empieza a sacarte sonrisas. Te hace reír de verdad después de tanto tiempo.

No sabes muy bien cómo, pero comienzas a olvidarte de todo lo que te pasó anteriormente, y vuelves a tener ilusiones de nuevo.

Entonces te das cuenta de que creías que todo en la vida se reducía a él, y ahora ves que no es así. Estabas demasiado ciega como para reconocer que te estaba haciendo daño.

Puede que este chico que consiguió hacerte reír de nuevo, que hizo que fijaras las pocas ideas claras que tenías y, que fue capaz de hacer que abrieras lo ojos sin conocer ni el más mínimo detalle de tu vida, sea tan solo una mera amistad.

Pero una amistad que se ha vuelto especial para ti, una amistad realmente valiosa.

Necesito verte otra vez

 Una sola persona puede hacer que tu vida de un giro de 180º. Quizá eras tú esa persona. Apareciste en mi vida pero no por mucho tiempo debido a causas de fuerza mayor. ¿Por qué te tuviste que ir tan pronto? Yo te necesitaba a mi lado y, cada vez me doy cuenta de que te necesito más. Creo que serías como un confidente y a la vez me harías de escudo protector cuando me metiera en problemas. En fin, me arrepiento de no haber jugado contigo mientras que pudimos. Es lo que tiene ser pequeña y no darme cuenta de que en cualquier momento nos podíamos separar de esta manera. Hay veces, y son muchas, en las que me paro a pensar en como serías ahora. Tendrías veinte añitos. Serías el ojito derecho de papá y mamá. Te aprecio muchísimo a pesar de que no me hayas dado tiempo a conocerte. Cuando te vuelva a ver que sepas que te echaré en cara que te hayas ido tan pronto. Creo que, sobre todo papá, te echa de menos. Pide demasiado y, no es que yo no cumpla como hija (en fin, creo que no soy tan mala), pero pienso que si me hubiera ido yo en tu lugar, todo sería diferente. Ya me canso de oír represalias que no vienen a cuento. Las aguanto porque no me queda otra, pero sé que a ti no te dirían ni la mitad. Pero no es eso lo que importa. Aunque parezca la tontería más grande del mundo, hay veces que estoy hablando sola y de repente noto que hay alguien que me escucha. Y sigo hablando tan tranquila porque pienso que eres tú. Es como una sensación de protección que me gusta.

 Es el único momento en el que te tengo cerca.